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jueves, 30 de marzo de 2017

Cerámica de época moderna-contemporánea en el Palacio de Valdivieso en El Puerto de Santa María (Cádiz)

A principios de 2011 se llevó a cabo una intervención arqueológica en el patio interior del Palacio de Valdivieso (El Puerto de Santa María) dirigida por el arqueólogo y amigo Juan Manuel García Barea.
El resultado de la misma aportó una serie de cerámicas de época moderna-contemporánea que tuve la suerte y el placer de estudiar.
El palacio debe su nombre a Bernardino de Valdivieso, cargador de Indias, y fue construido entre 1678 y 1679 por el arquitecto Pedro Mateo de Grajales.
No voy a entrar en detalles sobre el palacio y su historia ya que para ello recomiendo la interesante lectura de Juan José López Amador y José Antonio Ruiz Gil "El Almirante Valdivieso, su Palacio y El Puerto de Santa María en el siglo XVII" publicación de 1992.

LA CERÁMICA

1. Producciones inglesas

Centrándonos en las cerámicas halladas en la actuación arqueológica destacamos una serie de fragmentos de producción inglesa, en concreto, del condado de Staffordshire, dentro de una cronología general entre 1770-1830. Estas piezas aparecieron en el relleno de un aljibe.

En particular, se han identificado cuatro tipos o grupos:
-          White salt glazed stoneware” o loza blanca vidriada a la sal, también denominado gres.
-          Creamware” o loza crema.
-          Annular ware mocha” o estilo “té de moca”
-      Transfer printed” o impresión por transferencia. 

Como comenta Daniel Schávelzon, este tipo de loza, al ser un género muy usado y de una gran dispersión, ha sido objeto de una bibliografía absolutamente masiva, hallándose un sinfín de clasificaciones, tipologías, esquemas evolutivos de formas y ordenamientos de lo más variados, a tal grado que la situación actual es más que caótica. De todas formas es posible observar que existen dos estructuras básicas que, de una forma u otra, todos aceptan: la tríada Creamware-Pearlware-Whiteware (Tipos), y una subdivisión según las técnicas decorativas (Variedades).

La “White Salt Glazed Stoneware” o Loza Blanca Vidriada a la Sal

Forma completa de plato de borde festoneado
con decoración en relieve con "semillas" o "cebadas"
 y fondo plano. 

Staffordshire, 1760-1776 (Cristina Andreu Adame, 2006); 
1740-1770 (Nóel Hume, 2001)
La “White salt glazed stoneware” o loza blanca vidriada a la sal, también llamada loza pedernal, abarca una cronología general desde 1740 hasta 1805, si bien las “White salt-glazed molded plates”, platos moldeados, tienen una producción más corta, de 1740 a 1775. Según la clasificación hecha por el Museo de Historia Natural de Florida, su producción general abarca entre 1720-1770.
Estas producciones inglesas del condado de Staffordshire que reemplazaron a las “Delfware”, a mediados del siglo XVIII, se engloban dentro del grupo conocido como “Stoneware” o gres, técnica que ya venía siendo usada en Europa por los alemanes, a mediados del siglo XVI.
La “White salt glazed stoneware” o loza blanca vidriada a la sal, es un tipo de cerámica fabricada a molde que se caracterizaba por tener un perfil fino y un cuerpo blanco mate o con cierta tonalidad grisácea. Fue usada, principalmente, como vajilla de mesa de calidad.
Es una loza fuerte y resistente, cocida a altas temperaturas para que el cuerpo vitrificara (los ingredientes se funden y se fusionan). De este modo, no precisaba, forzosamente, la aplicación de esmalte ya que es poco porosa y, por lo tanto, impermeable a los líquidos, por lo que su uso es más bien decorativo y no funcional.
La pasta solía incluir arcilla blanca, caolín (arcilla blanca muy pura originada de la descomposición de rocas graníticas), pedernal (variedad de cuarzo en color gris amarillento, de gran dureza y lustrosa como la cera) y “china stone” (granito rico en feldespato, cuarzo y mica y carente de hierro). Luego, en el interior del horno, se introducía sal común o cloruro sódico humedecido. Durante la cocción, por la acción del calor, la sal se descomponía en gases de sodio actuando como fundente y reaccionando con el sílice, vitrificando en el cuerpo de arcilla de la pieza.
En general, las “stoneware” o gres se fabricaron a una sola cocción, a unos 1200º-1300º C. Sin embargo, se ha podido demostrar que con el uso de arcillas adecuadas, era posible la cocción de las mismas a temperaturas más bajas, en torno a 1000º-1050º C.
Borde festoneado de plato con decoración
 en relieve de "semillas" o "cebada". 

Staffordshire, 1760-1776 (Cristina Andreu Adame, 2006);
1740-1770 (Nöel Hume, 2001)
La “White salt glazed stoneware” o loza blanca vidriada a la sal, solía ser una cerámica lisa aunque, cuando estaba decorada, incluía técnicas de moldeo de prensa, barbotina o incisiones. Los diseños decorativos más comunes eran “puntos y canastas”, “bolas y rodillos” y “cebadas o semillas”, entre otros.
A veces, podía presentar pintura sobre la cubierta o diseños impresos, aunque ya estaríamos hablando de otras variantes dentro de las “stonewares” que no se identifican con el tipo comentado, “white salt glazed stoneware” o blanca vidriada a la sal.
Aunque era una técnica conocida desde la antigüedad por los chinos, en Europa, el proceso de recubrir la loza con una película obtenida por el uso de la sal común (“stoneware”) que ha sido expuesta a las altas temperaturas del horno durante la cocción de la cerámica, se originó en Alemania, concretamente, en la Renania. Así, desde mediados del siglo XVI, se fabricaron bellarminas (1550-1625) y los tipos Westerwald azules y grises (1575-1725).
Desde Alemania, se difundió, primero a Holanda y después a Inglaterra, extendiéndose a sus colonias, de ahí el rápido y profuso desarrollo que la técnica alcanzó en Estados Unidos.
En Inglaterra, se producen lozas con la técnica a la sal desde finales del siglo XVII como la loza “Fulham Brown” (1690-1775) o la “Nottingham” (1700-1810) dentro del grupo de las “Brown Stoneware”, la “Black Basalts” (1750-1820) o las lozas incluidas dentro del grupo de las “White Stonewares” (1725-1775) como la “White Salt Glazed Soneware”, por citar algunos ejemplos.

La Loza Crema o “Creamware”

Del afán de los alfareros de Stafforshire de perfeccionar las lozas blancas y del ahínco de buscar una sustituta a las caras porcelanas chinas, nace la loza crema, a mediados del siglo XVIII. Esta loza crema se caracterizaba por ser una cerámica fina y blanca con un barniz amarillento, cremoso y de limpio esmalte.
En 1762, de la mano de Josiah Wedgwood, dicha loza fue mejorada, de ahí, que se le ha considerado como el creador de la “creamware” o loza crema, incluso llegó a tener el patrocinio de la reina Carlota por lo que se le conoce también como “Queen´s ware”. Este ceramista consiguió un esmalte más blanco o ligeramente azulado por el uso del óxido de cobalto.
Borde de ala octogonal y decoración en
la orla tipo "rombos" de bandeja.
Staffordshire 1770-1775 (Cristina Andreu Adame, 2006);
1760-1785 (Nöel Hume, 2001) 
Creo interesante dar una serie de apuntes en torno a la figura de Josiah Wedgwood para poder entender el desarrollo y la amplitud que tuvo la “creamware” o loza crema, muy popular entre 1770 y 1800, aunque su producción abarca una cronología general desde mediados del siglo XVIII-1762 hasta 1820, aproximadamente.
Josiah Wedgwood fue un famoso ceramista inglés nacido en la ciudad de Burslem (condado de Staffordshire) en 1730. Su reconocimiento estibaba en la aplicación de nuevos materiales y técnicas para la fabricación de cerámica y en la exitosa distribución que alcanzaron sus producciones, siendo capaz de proveer tanto a las casa reales de Gran Bretaña, Rusia o Francia como de atender la demanda de la clase media europea y de las colonias. De ideología liberal, demócrata y hombre con gran capacidad para los negocios, amplió el mercado para satisfascer las necesidades de la clase obrera británica con una loza de calidad más barata, y por tanto, más asequibles que las porcelanas chinas.
Fragmento de pasabotella con decoración calada
Tras la apertura de distintos talleres alfareros donde colaboró con el también prestigioso ceramista Thomas Wieldon, abrió en 1769, la factoría Etruria en su ciudad natal junto a Thomas Bentley. Tras el fallecimiento de este último en 1780, reestructuró el negocio incluyendo a su hijo Josiah II que se encargó de la factoría tras la muerte de su padre en 1795. 
Wedgwood entendía que la fabricación de lozas no debía estar alejada de los nuevos procesos o desarrollos industriales (son los tiempos de la Revolución Industrial), introducciendo, en 1782, máquinas de vapor para acelerar la productividad y asegurarse así la gran demanda existente. En este sentido, ideó un sistema de distribución barato mediante la apertura de vías fluviales que conectaban su centro de Burslem con los puertos de Bristol y de Liverpool. Esta producción en serie no repercutiría en la calidad de las piezas, siendo las mismas de buen gusto y duraderas. Su superficie, altamente resistente, era ideal como vajilla de mesa y permitía cortar los alimentos sin que saltase el esmalte.
Marca impresa en pasabotella "WEDGWOOD". Entre 1780-1795.
La “creamware” o loza crema se fabricó para cubrir todas las formas del servicio de mesa como artículos de té, bandejas, poncheras, platos, jarras o soperas, elementos decorativos como figurillas, cestos o centros de mesas y utensilios de higiene personal como bacines, caracterizándose por su funcionalidad y sencillez.
Antes de 1781 es muy difícil atribuir las piezas sin marcar a Wedgwood. Por otra parte, hasta 1769, la mayoría de sus productos no mostraban marca.
La fama que alcanzaron las lozas de la factoría de Etruria provocó su rápida imitación por otros centros alfareros como “W. Smith and other” de Stockton que marcaba sus piezas con la marca “WEDGEWOOD”, de ahí que se llegase a pedir un auto contra este fabricante en 1848.           

En 1860, la fábrica de Etruria comenzó a marcar sus piezas con la palabra “Wedgwood” y la fecha de fabricación impresa con un código de tres letras. La primera letra hacia referencia al mes de fabricación, la segunda identificaba al alfarero que le dio forma y la última al año de producción.
Por otra parte, Josiah Wedgwood supo asociarse con los mejores colaboradores del momento para la decoración de sus piezas, destacando de este modo, personajes como John Flaxman, John Bacon, John Coward, James Tassie, Hackwood o George Stubbs. En este sentido, destacó su vinculación con John Sadler, inventor junto a Guy Green, de la decoración por transferencia en la cerámica (Liverpool 1755), adquiriendo el derecho de usar dicha técnica en 1763. La cerámica más elaborada y costosa seguía decorándose a mano pero la técnica de impresión por transferencia ayudó al concepto de productividad y amplitud de mercado satisfacciendo una mayor la demanda.
Borde de plato festoneado y decoración en orla tipo "filo de pluma".
Staffordshire, 1770-1775 (Cristina Andreu Adame, 2006);
1760-1785 (Nöel Hume, 2001)
La “creamware” o loza crema, agrupada dentro de las refinadas “lead-glazed earthware” como viene denominándose en la bibliografía anglosajona, incluía en los componentes del cuerpo, arcilla de Cornualles, que es una variedad de caolín, la cual se combinaba con pedernal molido y carbonizado, feldespato y arcilla grasa o de bola, ello posibilitaba la producción de piezas ligeras y de paredes delgadas. El esmalte con el que se vidriaban las piezas se lograba con plomo, arcilla de Cornualles y pedernal.
Era una cerámica fabricada a molde, de pasta dura, compacta y poco porosa, con un esmalte de color amarillo cremoso causado por la adición de cobre a un barniz de plomo transparente. Básicamente, la pasta era la misma que la usada para la “white salt glazed stoneware” o loza blanca vidriada a la sal, a la que se le solía añadir silicio molido, feldespato y caolín.
Dentro de la “creamware” se han distinguido distintos subgrupos asociados a los diseños decorativos como la “plain” o lisa que se caracterizaba por carecer de motivos decorativos; la “feather edged” o “borde de pluma”, uno de los diseños más representados y cuya producción comenzó en 1765; la “royal”, con borde ondulado y una banda estrecha moldeada siguiendo la forma del borde o la “transfer printed” o impresión por transferencia con temas pastorales, naturalistas, sociales o conmemorativos en colores negro o rojo, principalmente.
La evolución y desarrollo técnico en la producción de lozas llevó a la creación de nuevos tipos como las ”pearlware” y las ”whiteware” cuyo barniz es menos amarillento que las “creamware”.

La “Mocha annular ware” o decoración “té de moca”

La “Mocha annular ware” o “té de moca” describe un tipo de pieza decorada con un singular diseño cuya forma se asocia a árboles, musgos, dentríticas u algas marinas y debe su nombre a la ciudad yemenita de Mocha, famosa por su exportación de café y de ágatas.
Fragmento de taza con motivo decorativo tipo "musgos".
Inglaterra, grupo "pearlware", 1795-1820 (Ann R. Brown, 1982); 1795-1890;
(South, 1977); hasta mediados del siglo XIX (Schávelzon, 2001)
Dicho motivo decorativo era el resultado de la aplicación de un pincel sobre el engobe húmedo que libera unas gotas de “té de moca”, una solución o infusión hecha con tabaco hervido en agua a fuego lento que una vez enfriada, se colaba y se coloreba con distintos óxidos. A la mezcla se lo podía añadir ácidos como vinagre, limón u orina.
Era una loza blanca carente del tono amarillento típico de las “creamware” decorada con franjas horizontales de distintas dimensiones con colores como el negro, verde oliva, marrón, amarillo ocre, gris o azul pálido. Las bandas más amplias contenían el diseño que daba nombre a estos tipos, generalmente, en color marrón y menos frecuente en azul, verde o rosa.
Este tipo de cerámica se englobaba dentro de la serie denominada “Whiteware” según el Museo de Historia Natural de Florida, grupo que reemplazó a partir de 1820 a las “Creamware”. Sin embargo, según Ann R.Brown y R.D.Bewick, las “Mocha annular ware” o “té de moca” estarían dentro de las “Pearlware” y tendrían una cronología que abarca desde 1795 hasta 1890.
En realidad, la cerámica “té de moca” se refiere a un tipo decorativo que puede estar presente en ambos grupos. Su mayor difusión tuvo lugar en los años tardíos del siglo XVIII con las “Creamware” y, sobre todo, con las “Pearlware”. La producción dentro de las “Whiteware” no fue tan importante ya que su época de esplendor acaba a mediados del siglo XIX.
Este tipo decorativo “té de moca” se asocia a formas como jarros de cerveza, bols o tazas de té y, en menor medida, a grandes jarras y bacines, no estando presente en platos.


 “Transfer Printed” o “Impresión por Transferencia”

A mediados del siglo XVIII, John Sadler inventó junto a Guy Green la técnica de impresión por transferencia, siendo posteriormente perfeccionada, en 1781, por Josiah Spode.
Las primeras producciones con dicha técnica se hiceron en las “creamware” con diseños en negro representando escenas pastorales, naturalistas, sociales o conmemorativas sobre un esmalte cremoso hasta 1815, si bien, su desarrollo se extiende además, con las “pearlware” y “whiteware”.
Fragmento de taza para el té.
Inglaterra, 1784-1840 (South, 1977; Samford, 1997).
A finales del siglo XVIII-principios del siglo XIX predomina el azul oscuro
(Shávelzon, 2001). 
De este modo, podemos distinguir los tipos“Blue transfer printed” con una cronología desde 1784/1795 a 1840[1]. Estarían dentro del grupo de las “Pearlware” y se caracterizarían por tener una pasta dura y refinada, perfil delgado de color blanco o crema y un esmalte blanco o un tanto azulado por la adición de óxido de cobalto. El color decorativo más común era el azul.
El Museo de Historia Natural de Florida da una serie de indicaciones cronológicas de interés. De este modo, entre 1780-1807, las líneas de transferencias eran un tanto rudas y mostraban un mínimo de sombra. En 1807, se introdujo el punteado consiguiendo un efecto más preciso y dimensional con más juegos de sombras. Antes de 1815, los diseños eran, en su mayoría, de clara inspiración china y entre 1815-1830, abundaban los paisajes y escenas históricas. A partir de 1803, predominaban los motivos románticos.
En cuanto a los colores, el azul era el más común entre 1784-1840; el marrón se introdujo en 1809; el azul oscuro o azul marino entre 1818-1830 y en 1829, comenzó a usarse colores como el rojo, el verde o el morado.
Desde 1820/1830, se fabricaron dentro del grupo de las “Whiteware”, caracterizándose por tener un barniz plomo claro de color blanco, un perfil delgado y una pasta blanca dura y compacta. A veces, el esmalte podía tener un ligero tono azulado. La impresión por transferencia se coseguía por medio de pequeños puntos impresos de color rojo, rosa, azul, verde, marrón o negro.
Los indicadores cronológicos asociados al color comentados para las “Pearlware” se pueden aplicar también para las “Whiteware”.

En el XX, la técnica de impresión por transferencia fue reemplazada por el uso de calcomanías.

2. Producciones sevillanas


En esta misma intervención cabría señalar el registro de una serie de fragmentos cerámicos de producción sevillana/trianera localizadas en el relleno del aljibe como las piezas inglesas.
En este caso, no se va a desarrollar los tipos ya que considero más oportuno extenderme en las cerámicas sevillanas en otra entrada o publicación.
Borde de bacín (orinal) polícromo. Siglo XVIII.
Taza con decoración pintada a pincel en azul, 1750-1830 (Scávelzon, 2001; Pleguezuelo, 2002)
Plato serie Compañía de Indias o Triana Polícroma floral, 1750-1830 (Schávelzon)
Plato vidriado, mediados del siglo XVIII-1830 (Schávelzon, 2001)


Bordes de platos polícromos y fondo de jícara (vaso para el chocolate). Siglo XVIII.




CONCLUSIONES
La cerámica mostrada en el presente trabajo se ajusta a un contexto concreto, dentro de la propia vida del palacio. En este sentido, su localización se relaciona a un aljibe, cuyo origen está vinculado a la obra de ampliación del edificio perpetrada, en 1759, por el nieto de Bernardino de Valdivieso (fundador del palacio), Juan José Vizarrón Valdivieso, afectando a un tramo del callejón que unía la calle Palma y Pozuelo, convirtiéndose, este nuevo espacio, en un patinillo interior.
Saber a ciencia cierta, quién compró estas lozas, cuándo y en qué condiciones es difícil, o más bien imposible de precisar, teniendo en cuenta que en el marco cronológico donde nos situamos, último cuarto del siglo XVIII-principios del siglo XIX, el número de inquilinos con sus respectivas familias fue importante, así como las continuas idas y venidas de los mismos. De todas maneras, algunas notas sí pueden darse sobre dicho asunto.
Tras la muerte de Juan Luisa, viuda de Bernardino de Valdivieso, en 1721, el palacio se alquiló a distintos inquilinos con sus respectivas familias conviviendo con los miembros de la familia Vizarrón-Valdivieso.
Entre 1752 y 1778, el palacio desarrolló una segunda época de esplendor, de la mano de Juan José Vizarrón Valdivieso, nieto del fundador del edificio. La saga familiar continuó con Pablo de Vizarrón, hijo de Juan José, hasta 1791. Junto a este núcleo familiar eran numerosos los inquilinos que residían en el palacio. Por dar un ejemplo, en 1792, moraban en la finca 18 personas. Los cambios de inquilinos, por otra parte, era un hecho muy común.
En 1780, la hija de Juan José Vizarrón Valdivieso, Catalina, se casó con Cristóbal de Govantes y Reinoso. Esta unión fue muy importante por un lado porque, a pesar de la crisis económica reinante (entre 1809-1813, El Puerto de Santa María fue ocupado por las tropas francesas dentro del contexto de la Guerra de Independencia), el palacio vivió una tercera y última época de esplendor y por otra parte, al fallecer Catalina, en 1813, el palacio fue heredado por la familia Govantes.
Es probable que las primeras lozas, en concreto, las “White salt glazed stoneware” o lozas blancas vidriadas a la sal, llegasen al edificio de la mano de la familia Juan José de Vizarrón Valdivieso y que el resto del conjunto de cerámicas inglesas fueran incorporándose, paulatinamente, junto al propio desarrollo de la familia Vizarrón Valdivieso y los Govantes. Así, relacionamos el conjunto cerámico con la segunda y tercera época de esplendor del edificio, afianzándose la hipótesis con la presencia de los fragmentos de porcelana cuyo registro denota cierto estatus económico. Además, hay que sopesar que en 1814, sólo residían en el palacio tres gobernantas y entre 1815-1817, la llamada “Casa Vizarrón”, como se reconocía el palacio en aquellas fechas, se encontraba vacía.
Entre 1824 y 1831, el edificio fue ocupado por miembros de la familia Govantes. Sin embargo, la profunda crisis económica y la caída del barrio de Guía como zona de atractivo urbano provocaron que muchos de éstos marchasen del palacio.
Si relacionamos estos datos con la cronología del conjunto cerámico, barajamos la hipótesis de que el aljibe fue rellenado con la recuperación de la vivienda tras los sucesos de la ocupación francesa de la ciudad o como mucho, en los años que fue ocupada la finca por los Govantes, aunque nos decantamos por el primer período.
A mediados del siglo XIX, hay indicios de que el palacio comenzó a usarse como asilo y a finales del mismo siglo, se transformó en casa de vecinos, residiendo en la misma, gentes dedicadas a la mar.


Espero que os haya sido del agrado en general y si además, te dedicas a la arqueología y en alguna ocasión aparecen estas piezas, sirva de ayuda...

Referencias bibliográficas:
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CARUSO, NINO (1984): Decorazione cerámica. Milán: Ulrico Hoepli.

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COPELAND, ROBERT (2004): A shire book Wedgwood ware. 2ª Edición a color.

FLEMING, JOHN Y HONOUR, HUGH (1987): Diccionario de las artes decorativas. Madrid: Alianza Editorial.

GARCÍA BAREA, JUAN MANUEL (2010): Intervención arqueológica preventiva en el Palacio de Valdivieso de El Puerto de Santa María, Cádiz. Informe Preliminar.

HUME, IVOR NOËL (1970): A guide to artifacts of Colonial America. New York: A.A. Knopf.

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JEWITT, LLEWELLYNN (1865): Life of Josiah Wedgwood; with notices of his marks and their productions. Memoirs of the Wedgwood and other families and history of the early potteries of Staffordshire. London: Virtue Brothers.

LÓPEZ AMADOR, JUAN JOSÉ Y RUIZ GIL, JOSÉ ANTONIO (1992): El Almirante Valdivieso, su Palacio y El Puerto de Santa María en el siglo XVII. El Puerto de Santa María: Ayuntamiento.

MAJEWSKY, TERESITA Y O´BRIEN, M. (1987): “The use and misuse of XIXth Centry English and American ceramic in archaeological analysis”. New York: Advances in Archaeological Method and Theory Vol 11.

NICHOLSON, DESMOND V. (): “The dating of West Indian historic sites by the analysis of ceramic sherds”.

PÉREZ PÉRZ, CARMEN J. Y LÓPEZ ROSENDO, ESTER (2001): “Ocupación y función del solar de la antigua bodega de la c/Zarza, nº3. Aportación arqueológica a la Historia de El Puerto de Santa María”. El Puerto de Santa María: Revista de Historia de El Puerto nº 27.

QUEVEDO HERRERO, ANTONIO Y RODRÍGUEZ GIL, IVALÚ (2011): “Cerámicas arqueológicas inglesas en La Habana”. La Habana (Cuba): Dirección de Patrimonio Cultural.

SAAVEDRA MÉNDEZ, JORGE (1948): Diccionario completo de las marcas de cerámicas. Buenos Aires: Ediciones Centurión.

SCHÁVELZON, DANIEL (2001): Catálogo de cerámicas históricas de Buenos Aires (siglos XVI-XX). Con notas sobre la región del Río de la Plata. Buenos Aires: Telefónica, Fundación para la Investigación del Arte Argentino y FADU.

TOWNER, DONALD (1957): English Cream Colored Earthenware. London: Faber and Faber.

UPDIKE, WILLIAM D. (2006): An analysis of historic materials salvaged from the Glenwood Quarters”.

VINSON, JAMES (1990): Diccionario internacional de arte y artistas. Chicago: St James Press Editorial.

sábado, 18 de marzo de 2017

Sobre motes, apodos y alias

...leyendo esta publicación http://elpulidecadiz.blogspot.com.es/2015/06/mi-nombre-es-legion.html que a mí, personalmente, me ha entretenido una barbaridad por los recuerdos que me han venido a la cabeza..digo...¡es cierto!, ¿quién se libró de tener un mote alguna vez en su vida?...imagino que nadie...bueno, alguien habrá...en fin, que ni los reyes. Sobre motes, apodos y alias hay barbaridad de publicaciones. 

Aquí van algunos:

- Ramón Berenguer II "Cabeza de Estopa". Éste no llegó a rey pero fue un personaje de notable importancia como Conde de Barcelona allá en el siglo XI. Lo de cabeza de estopa viene por su espesa y rubia melena.

- Sancho I "el Craso". Su peso era tal que no podía montar a caballo y le costaba andar...y eso que en aquella época no existía la fast food.



Enrique IV "el Impotente". Hermano de Isabel "la Católica", se ve que a sus esposas, se casó dos veces, las tenía un  tanto "desatendidas". Se decía que su hija Juana "la Beltraneja" no era suya por su impotencia. Sea o no cierto, las intrigas de palacio tenían estas cosas..


Juana "la Loca". La verdad fue que entre su marido Felipe "el Hermoso", su padre Fernando "el Católico" y su hijo Carlos I terminó un tanto "desequilibrada" o más bien, eso fue lo que vendieron para quitarla de la corte.

Por cierto, éste es "El Hermoso"...sobre gusto los colores...

Felipe III "el Piadoso". Este monarca siempre buscaba un hueco para rezar nueve rosarios al día, ahí es nada.

Felipe IV "el Pasmado". Gabino Diego clava el personaje en la película El Rey Pasmado. Tenía un rostro tan "expresivo" que de ahí lo de pasmado.


- Carlos II "el Hechizado". Su importancia radica en que fue el último de los Austrias. Tras él entran en escenas los Borbones. Fue monarca enfermizo, de aspecto débil, estéril y se decía que era porque estaba bajo influjo de brujería, de ahí lo de "hechizado".


- José I de España "Pepe Botella". Por lo visto era bastante aficionado al vino.

Caricatura de la época. Vemos a José I sobre un pepinillo, doble sentido: José-Pepe-Pepinillo...y sus dos "vicios" las cartas y el vino (hasta la chaqueta está estampada con copas de vino)

...y así una larga lista: el Malo, el Gotoso, el Bien Amado, el Testarudo, el Pacificador, el Trovador, el Prudente...en fin, no sé si me gustan más estos motes o los nuestros de toda la vida "el Sapo", "el Chino", "el Cabeza" o "el Gafa"...

Ahora en serio, los apodos en Historia tiene su importancia ya que con más o menos acierto o con más o menos maldad, reflejaban aspectos sobre la personalidad del monarca en cuestión, la política del momento, la visión social que se tenía del personaje...y además, tienen su gracia.

viernes, 17 de marzo de 2017

La pintura barroca y la cerámica sevillana

Un tema que siempre me ha llamado la atención es la cerámica de época moderna, siglos XVI-XVIII, ya que tenemos la "suerte" de que muchas de estas lozas, sobre todo, las sevillanas aunque también talaveranas, porcelanas... se reflejaban en los cuadros de pintores ilustres como Velázquez, Murillo o Zurbarán. De este modo, podemos saber para qué servían, quiénes usaban este tipo de piezas y nos dan pistas sobre su cronología. 
Es un ejemplo claro de como la arqueología puede ligarse a otras doctrinas como el arte, usando ésta como una herramienta más. Estas piezas que vemos en los distintos cuadros se registran en las actuaciones arqueológicas, ya sean excavaciones, controles...completas o fragmentadas.

Bueno, os dejo una pequeña muestra que espero os sea del agrado.


Velázquez. "Vieja friendo huevos". 1618. 

¿Qué vemos?... una cazuela con dos huevos sobre un hornillo o anafe, un plato blanco (esmalte estannífero) típico sevillano, un mortero metálico y dos jarros, uno  vidriado verde hasta el hombro (el interior estaría esmaltado por completo) y el otro seria de la serie Azul Lineal de producción sevillana (o sea esmalte blanco y decoración en azul, óxido de cobalto). Ambos tienen pico vertedor o sea que no serían para beber directamente. Probablemente, el jarro de boca estrecha sería para vinagre o aceite y el otro para agua o vino.




Velázquez. "El almuerzo". 1617-1618.

¿Qué vemos?... un jarro o cantarillo bizcochado (se denomina así a las piezas que no se cubrían con esmalte o que no están vidriadas) vertiendo vino  sobre vasos de  vidrio y un plato blanco (esmalte o vedrío estannífero, de estaño y plomo) correspondiente a la serie Blanca Lisa sevillana de tradición morisca. Como se aprecia junto a la anterior imagen estos platos eran muy comunes en las clases sociales menos "pudientes". Ya desde finales del siglo XV existen estas lozas.




Velázquez. "Dos hombres sentados a la mesa". 1618-1620.

¿Qué vemos?... de nuevo se repiten tipos o piezas pero aquí lo más curioso es que aparece la escudilla o cuenco como se ve en la pila que hay sobre la mesa. Estas escudillas o cuencos se usaban como los platos en la vajilla de mesa pero servían además como un vaso (la imagen es bastante ilustrativa). Estas piezas ya existían el siglo XVI.


Zurbarán.  "La adoración de los pastores". 1638.

¿Qué vemos?... pues abajo, en el centro, junto a un canasto con huevos, se observa una orza típica sevillana de la serie Azul Lineal dobles comas. Y ¿qué es una orza?...seguro que en las ventas la habréis visto alguna vez, sobre el mostrador, con lomo en manteca ya que aún se siguen utilizando. Se usaban y se usan para conservar alimentos en las despensas de las cocinas.


Murillo. "Moisés golpeando la roca de Horeb". 1666-1670.

¿Qué vemos?... cántaros bizcochados para recoger el agua. Se usaban para llevar el agua a las casas desde las fuentes públicas o pozos. Las piezas más pequeñas usadas para beber directamente a modo de vaso, son jarritas de alfarería fina (las paredes eran delgadas) que se denominan alcarracería y eran piezas típicas sevillanas que ya se utilizaban en el siglo XVI.



Antonio Pereda. "Bodegón". 1652.

¿Qué vemos?... entre pastas y queseras se pueden observar un conjunto de tres vasitos para el chocolate o jícaras. Por su pasta delgaday fina decoración no parecen que sean sevillanas, más bien, parecen tratarse de porcelanas chinas o bien, buenas imitaciones italianas que no alcanzaban la calidad de las porcelanas pero eran buenas manufacturas. A la derecha sobre la mesa un jarrón talaverano y a la izquierda de éste una vasija alemana del tipo Westerwald.


Jan Steen. "Mujer desvistiéndose". Hacia 1660.

¿Qué vemos?... a la derecha del cuadro se aprecia un bacín pero ¿qué es un bacín?...creo que con la imagen inferior se entenderá perfectamente...



Esta imagen no tiene nada que ver con el barroco, es mucho más antigua ( 480 a.C.) pero es muy curiosa, de ahí que la muestre. Se trata del fondo de un kilix donde se observa a una mujer orinando sobre un skyphos o sea sobre un bacín u orinal.

Como comenté al principio, es una pequeña muestra, pero ilustrativa, de cómo la arqueología necesita de otras doctrinas como el arte...Ocurre igual con la archivística (de eso ya haré una entrada nueva).
Por cierto, si os da curiosidad, dejo este enlace con un artículo relacionado a esta entrada sobre la cerámica para agua en el barroco español de Alfonso Pleguezuelo:
http://www.uv.es/dep230/revista/PDF208.pdf

Un saludo y hasta la próxima entrada.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Porcelana china "pornográfica" del siglo XVII hallada en convento de Lisboa


Prometo que la próxima curiosidad será más actual pero a pesar de ser una noticia de hace seis años, di con ella hace poco, buscando porcelanas del siglo XVII para un trabajo de laboratorio personal.

La clasifica como vasija...bien, algo general o jarrón...más bien se trata de un cuenco. 
La porcelana era un producto de gran calidad y caro. Cualquier casa no podía permitirse este tipo de vajillas de mesa, o sea, que está relacionada a poderes adquisitivos altos. En cuadros de pillos, mendigos, borrachos de Velázquez o Murillo no vamos a ver representadas estas piezas.
Lo curioso del hallazgo fue dónde apareció.

Esta es la noticia recogida del Diario Uno de Argentina:

LISBOA.- Una vasija de porcelana china del siglo XVII, considerada "inédita" por sus imágenes pornográficas inspiradas en el Kamasutra, fue hallada en un convento de Lisboa, donde se encontraron otras valiosas piezas orientales.

Un equipo de arqueólogos de la Universidad Nova de la capital lusa descubrió en un local insospechado, un convento de monjas, una obra "chocante" y "atrevida" para los gustos de la época procedente del lejano Oriente.

El coordinador de las excavaciones, Mario Varela Gomes, explicó que la representación sin tapujos del sexo entre un hombre y una mujer es la gran novedad del jarrón.
"Refleja una escena erótica de seducción que acaba con al menos cinco imágenes de carácter pornográfico", constata el especialista, quien destaca las distintas posiciones sexuales que practica la pareja.

Según Varela Gomes, las escenas exhibidas son inéditas para el siglo XVII -al contrario que las de carácter erótico-, y apunta al libro del Kamasutra, antiguo texto hindú que trata sobre el comportamiento sexual en pareja, como una fuente de inspiración para el pintor del jarrón.
Aparte del contenido sexual, el hallazgo de la vasija sirve también para conocer mejor las costumbres de la época, puesto que las escenas representadas recrean los ambientes de la aristocracia en la antigua China.

El hombre, probablemente un guerrero por sus botas, y los finos vestidos de la mujer dan nuevas pistas sobre su estilo de vida, apunta Gomes Varela.

El investigador resalta que el hallazgo de la vasija es fruto del rico patrimonio que Portugal acumuló durante siglos por su intensa actividad comercial de ultramar.

"Hay mucha porcelana china en los conventos portugueses, en grandes cantidades. Viene de la altura de la expansión portuguesa (entre los siglos s.XV y XVII)", señala.

Portugal, antigua potencia marítima cuna de navegantes como Fernando de Magallanes, Vasco da Gama y Pedro Alvares Cabral, mantuvo estrechas relaciones comerciales con el extremo oriente, donde estableció colonias fijas en Macao (China), Goa (India) y Timor Oriental.

El arqueólogo justifica la presencia de estas valiosas obras en lugares tan inesperados como los conventos porque en la época era usual que las mujeres de clases pudientes que no se casaban se hiciesen monjas.

"Debió de ser una pieza muy problemática para su portador", ironiza Varela Gomes, en referencia al contraste entre la "indecorosa" pintura de la vasija y el extremo recato que tenían que guardar los habitantes de un convento.

El jarrón, de 18 centímetros de diámetro y que se encuentra en fase recomposición, aún continúa ruborizando a muchas personas, reconoce el especialista, quien asegura que entregarán la obra al Estado cuando esté completamente restaurada.


Los trabajos en el convento de Santana, situado en el corazón de Lisboa y destruido parcialmente tras el devastador terremoto de 1755, han arrojado otras preciadas obras, entre ellas porcelanas de Vietnam o joyas de rubí procedentes de La India .

Mujer con grilletes de época romana en Cádiz

Esto ocurrió también hace tiempo, disculpad estas "novedades" pero me siento algo nostálgico, pero bueno...es un blog personal y soy un tanto subjetivo...algo para recordar y para conocer para aquella persona que desconozca este hecho. Por cierto, se olvidaron de mí en la noticia...creo recordar que fui yo quien estaba con este enterramiento...bueno, tampoco me voy a "mosquear".

De este modo lo recojo del blog: http://suetoniusvagisoletvm.blogspot.com.es/ 

“La excavación realizada en el solar de las antiguas bodegas permite localizar restos entre las épocas fenicia arcaica y romana.
La primera fase de excavaciones realizadas en el solar de las antiguas bodegas de Abarzuza, situado en la Avenida de Portugal esquina con la Juan Carlos I, ha dado unos resultados que, indiscutiblemente, certifican que esta zona de Extramuros estuvo dedicada en la antigüedad a un uso funerario. Tras siete meses de trabajo, los arqueólogos han localizado un total de 128 complejos estructurales funerarios. El más antiguo de los complejos funerarios hallado por el equipo investigador –integrado por Francisco José Blanco como director, Isaac Legupín como subdirector, los arqueólogos Ricardo Belizón y Verónica Sánchez y la antropóloga Inmaculada López– se remonta "probablemente" a finales del siglo VI a.C., mientras que el más reciente, romano imperial, está datado a principios del d.C.

Estos enterramientos están fechados entre la mitad del siglo I d.C. y principios del siglo II d.C. Y los arqueólogos destacan que "en estos complejos estructurales funerarios destaca el reaprovechamiento intensivo del terreno, llegando a superponerse los enterramientos, e incluso a cortarse entre unos y otros". Junto a estas inhumaciones se encuentran incineraciones primarias, el otro rito funerario característico de este periodo. Como ajuar más destacado se citan "de varias lucernas, numerosos ungüentarios de vidrio, cuencos y jarritas de cerámica, elementos de metal como es el caso de una cerradura de una cajita, agujas del pelo de hueso, etcétera".

La "difícil explicación" del cuerpo enterrado con grilletes

Dentro del grupo de las inhumaciones imperiales localizado por los arqueólogos en el solar destaca un caso que el informe calificado como "excepcional" y que "se sale de lo común en los enterramientos de este periodo, y que a su vez tiene difícil explicación". Esta frase es usada para definir a una inhumación de un adulto, en fosa simple de arena castaña, sin cubierta, con una piedra ostionera sobre el lado izquierda de la cabeza, localizada bajo otra inhumación, que presentaba unos pesados grilletes de hierro por encima de los tobillos. "Dichos grilletes son individuales, es decir, no se encuentran unidos entre ellos, y tienen un cierre con pasador. Debido a que son de hierro –explica el informe– la oxidación hace que se encuentren en mal estado de conservación, aunque se han recuperado completos. Sobre el motivo de un enterramiento de estas características sólo podemos decir que aún se encuentra en estudio", indican los expertos, aunque "según los estudios antropológicos preliminares, se trata de un enterramiento primario individual con orientación sagital al noroeste, y cara mirando al suroeste", enterrado sin sudario. Aunque se detectan fracturas de presión y aplastamiento, se ha conservado todo el esqueleto del cuerpo enterrado, que correspondería a una persona entre 18 y 40 años, posiblemente mujer, de 1,59 de estatura, sin alteraciones de tipo morfológico ni paleotopológico, al menos en el análisis de campo.

Fuente: Diario de Cádiz, 28 de marzo de 2006

Una vez vista las fotos podemos darnos cuenta de la relevancia y singularidad de este enterramiento, en primer lugar la orientación del cadáver, orientado hacia el noroeste (mirando hacia Madrid en este caso) y mirando al sureste (o sea, hacia el Poniente), lo cual a mi entender es particularmente extraño a no ser claro que se trate de un error de los enterradores, lo cual es prácticamente descartable. En segundo lugar, los propios grilletes, que sin ningún tipo de conexión están en sus pies ¿podría tratarse de una liberta cuya familia o patronvs

quisiera subrayar su origen servil para profundizar en los esfuerzos por la manumisión?. Además el propio hecho de la inhumación en un contexto altoimperial resulta más que chocante aunque no extraño, la inhumación se recupera a partir del IV d.C. con la estatalización del cristianismo, siendo predominantes en momentos anteriores la cremación. Otro hecho chocante es que el cuerpo fie depositado en tierra sin ningún tipo de ataud ni sudario. Todo parece apuntar a un culto diverso del oficial romano, como podría ser alguno de raigambre tardo-púnica (recordemos las tumbas antropomorfas fenicias . ¿Alguna sugerencia?

Panadería del siglo XVI en Jerez de la Frontera

Esta noticia es ya antigua, de 2007, pero la he querido recuperar, tal vez porque participé en la excavación arqueológica en una época bastante interesante en muchos sentidos (que no voy a comentar)...en fin, realmente, fue un hallazgo muy curioso porque existía documentación archivística que daba pistas de la localización de una panadería por la zona...y apareció. Siento no poder mostrar foto (imagino que este año se publicará en el Anuario Arqueológico de Andalucía)

Así fue la noticia (fuente: Diario de Jerez).

La delegación provincial de Cultura de la Junta de Andalucía ya ha facilitado un informe con los datos correspondientes a la cata arqueológica realizada por una empresa particular en un solar situado en la calle Juana de Dios Lacoste, también llamada Carpintería Alta, esquina con la calle Orbaneja 4.
En el solar, donde en principio se iba a iniciar una obra de nueva construcción, se realizó el preceptivo análisis arqueológico. De esta manera ha salido a la luz una ocupación que va desde el siglo XII-XIII hasta la actualidad y parece ser que no hay signo alguno de ocupación anterior a esta época.
En el primer nivel se ha encontrado un conjunto de muros y silos que pertenecen a una casa almohade. Aunque no conserva su planta completa, en algunas zonas se ven restos de su suelo original. Así, se observa lo que sería una habitación con dos posibles entradas, si bien se presenta de forma incompleta.
Parece ser que la habitación se dividió en dos posteriormente aunque en ese mismo siglo (XIII) con un muro. Por otro lado, a ambos lados de la habitación hay dos espacios libres. En uno de ellos hay tres silos con abundante material de origen almohade según los datos recabados.
Aparte de distintos muros correspondientes a épocas diferentes, en el tercer nivel se observa que las estructuras de carácter habitacional se alternan con las estructuras industriales.
Gracias a los distintos restos hallados en el propio solar, a las fuentes orales de los vecinos y a diferente documentación consultada, las investigaciones han concluido en que allí hubo una panadería que se mantuvo en funcionamiento desde finales del siglo XVI hasta el siglo XX.
Las estructuras que indican que empezó a funcionar hace ya quinientos años son dos prensas y un horno de pan localizado junto a la calle Orbaneja. Hay que recordar que en este tipo de catas arqueológicas es habitual que aparezcan elementos a distintas épocas superpuestas, e incluso de edificaciones que han aprovechado estructuras de otras anteriores.