Utrera se ubica en
plena campiña sevillana, en un frondoso valle entre dos cerros que dominan sus
inmediaciones. Su perfil es horizontal, a excepción del Castillo y su entorno,
situado en un altozano. Dentro del paisaje de Utrera, cabría destacar como en
el interior de su núcleo urbano, se desarrollan dos afluentes de agua como son
los arroyos de Calzas Anchas y de la Antigua.
Indicios de
ocupación neolítica en Los Molares y en el Cerro del Casar, cercanos al casco
urbano de Utrera, se enmarcarían dentro de la expansiva colonización
agropecuaria a lo largo del territorio enmarcado entre el Aljarafe y Los
Alcores, donde se ubicaría la campiña de Utrera. Estos indicios poblacionales
se manifestarán, de forma evidente, en la fase de ocupación posterior
calcolítica (dentro de la Edad del Cobre)
De este modo, es
clara la ocupación humana en el III milenio a.C, en el período calcolítico, con
una cronología entorno al 2.600-2.200/1.500 a.C, dentro del casco urbano de
Utrera. A partir del 2.200/1.500 a.C se iniciaría el período campaniforme
dentro también, de la conocida Edad del Cobre.
Los últimos resultados
arqueológicos tras controles de movimientos de tierra en solares de la calle Prim
y de la Avenida San Juan Bosco, cerca de la Glorieta Pio XII, han permitido aumentar la información al respecto, ayudando a conformar
el mapa ocupacional dentro de este período calcolítico dentro del casco urbano de Utrera.
Por lo tanto, la detección de restos calcolíticos (principalmente, cerámica y escasos líticos), en ambos
solares, se suman a anteriores registros de esta ocupación.
En este sentido, la
localización de materiales cerámicos en el interior del Castillo y en el área de la calle Vía
Marciala representa la máxima concentración en los límites del Conjunto
Histórico, señalando una ocupación calcolítica, en el encuentro de los arroyos
Calzas Anchas y de la Antigua.
Se trata de una
ocupación del territorio al margen de vías de paso y en la confluencia de
cursos de agua, que repite un modelo de ocupación del territorio propio de
estas sociedades.
También en el
interior del conjunto histórico aunque en una zona más periférica respecto al
núcleo Castillo-solares de la calle Vía Marciala/calle Corredera, se han
detectado indicios en las calles Sor Marciala de la Cruz 1, Juan de Anaya 1,
Maestro Bernabé García y Cristo de los Afligidos.
Si tenemos en cuenta la situación de los distintos enclaves, se comprueba un extensión del asentamiento calcolítico importante.
Se trataría de un asentamiento abierto buscando zonas fértiles como cauces de agua, en este caso de Utrera, en relación a los arroyos Calzas Anchas y de la Antigua, para la explotación agropecuaria basada, principalmente, en la economía cerealista rotatoria y ganadera, formando un paisaje de cabañas de planta circular u oval con diámetros que llegan a los 4,5 metros, silos de almacenamientos y trincheras, a modo de basureros. De todas formas, no se puede descartar la actividad de caza para la obtención de alimentos dentro de estas sociedades agropecuarias como así indica la presencia de huesos quemados de cérvidos en el solar de la Avenida San Juan Bosco.
Si se analizan los
restos cerámicos aparecidos en los distintos solares se comprueba que no hay
una prolongación en el período posterior, el campaniforme, a excepción del
enclave del Casillo, donde sí se detectaron. En este sentido, parece clara una
reducción de la ocupación poblacional en este período campaniforme.
http://aljizargp.blogspot.com.es |
En relación a este
asentamiento calcolítico en la localidad de Utrera habría que destacar la
necrópolis calcolítica al norte de la población actual, en la zona conocida
como La Cruz del Gato a la derecha de la carretera de Utrera a Sevilla, a una
distancia aproximada de mil quinientos metros del casco urbano, siendo los
hallazgos más significativos dos dólmenes y unas cincuenta tumbas, además de
una motilla que bien pudiera albergar otro dolmen.